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La salud de los bebés depende de su microbiota

La microbiota es un conjunto de microorganismos que habitan en el cuerpo humano que ayudan al sistema inmune y que están relacionados directamente con una buena salud. Estudios recientes han encontrado que la microbiota presente en los bebés es un factor determinante de su salud.

La microbiota está formada por una gran diversidad de microorganismos que se alojan en distintas partes de nuestro cuerpo. Cerca del 85% de esos microorganismos están en el intestino, y se ha demostrado que estos tienen una relación directa con la salud de las personas.

La falta de algunas variedades de microorganismos en el intestino tiene que ver con el padecimiento de algunas enfermedades. Se ha observado que las personas con obesidad o diabetes tienen especies de microorganismos diferentes a las de personas que no padecen estos trastornos.

Actualmente, se está investigando mucho más profundamente el origen de la microbiota y se están haciendo estudios que involucran la salud de los bebés. De las primeras cosas que los científicos notaron es que hay una diferencia entre los microorganismos que tienen los bebés nacidos por parto natural, en comparación con quienes nacieron por cesárea.

La formación de la microbiota en los bebés

Los microorganismos que tenemos en el cuerpo, son adquiridos en el momento del nacimiento y en los primeros meses de vida. Dentro del útero, el feto no tiene ningún tipo de microorganismo ni bacteria. Pero al salir del cuerpo de la madre, los bebés entran en contacto con otras partes del cuerpo de la madre, con lo que adquieren los primeros microorganismos que les ayudarán a construir su sistema inmune, esto es, la microbiota.

La vía por la que los bebés nacen es determinante sobre el tipo de microorganismos que tendrán. Los bebés que pasan por el canal de parto, es decir, que nacen vía vaginal, tienen una microbiota más adecuada por el tipo de microorganismos que adquieren.

Los bebés que nacieron por cesárea tienen una variedad de microorganismos mucho más parecida a la que tiene un adulto, lo cual no es adecuado para la etapa de desarrollo del bebé. Y estos bebés son más propensos a desarrollar alergias, asma, atopia u obesidad en su vida adulta. La microbiota ha sido vinculada incluso con casos de autismo.

Restaurando la microbiota infantil

El Dr. David Kyle, quien estuvo involucrado en el descubrimiento de la importancia de los ácidos grasos DHA omega-3 en el desarrollo de la salud infantil, estudia ahora el papel de las diferentes especies que conforman la microbiota en el sistema inmune de los bebés.

Según Kyle, la condición de salud infantil actual, que incluye una proliferación de alergias, la obesidad y otras enfermedades crónicas, se puede explicar desde los cambios en la microbiota de los niños. En particular, hace referencia a una especie: Bifididobacterium longum subespecie infantus, que debería ser la bacteria con mayor cantidad de colonias en el intestino de un bebé.

Esta cepa ha disminuido considerablemente en los niños, debido a varios factores como el aumento en la práctica de cesáreas –incluso en casos en los que no era necesario-, el uso de antibióticos durante la gestación y en los primeros meses de vida, y la elección de alimentación con fórmula en vez de lactancia por parte de las madres.

Kyle está trabajando con un grupo de investigadores de la Universidad de California en Davis, para establecer un programa llamado Biosystems Evolve, para promover el desarrollo de suplementos que ayuden a restaurar la microbiota de los bebés.

El plan de investigación de Kyle parte de los microorganismos presentes en la leche materna, que podrían alinearse con la cepa mencionada para mejorar la microbiota infantil. Este podría ser el proyecto más importante en términos de salud y nutrición infantil en muchos años.

De la mamá al bebé

El reto que tienen los científicos frente a una microbiota poco saludable o inadecuada en los bebés, es cómo poder transferirles las cepas que realmente necesitan tener. Una de las opciones exploradas fue que se incubó grasa en la vagina de una mujer que tuvo un parto por cesárea y después esa grasa fue untada en el bebé.

La Dra. María Gloria Domínguez Bello, de la Universidad de Nueva York, involucrada en esa prueba, señala que el procedimiento mencionado duplica la cantidad de bacterias en el bebé. Sin embargo, su efectividad es aún dudosa ya que lo que se necesita es que el número de bacterias en el bebé se multiplique 6 veces.

Otra opción que está siendo analizada es dar suplementos a la madre mientras está en etapa de gestación. El Dr. Rodney Dietert, inmunitoxicologista de la Universidad de Cornell, afirma que esto podría funcionar en casos en los que la madre tiene disbiosis microbiana (desequilibrio en la microbiota) asociada con enfermedades no transmisibles, como la obesidad, la diabetes o el asma.

Por otro lado, la lactancia materna es un punto importante en la formación de la microbiota, ya que le da una diversidad mayor de microorganismos a los bebés, en comparación a quienes son alimentados con fórmula.

Según Dietert, un bebé con una microbiota saludable, se evitará alergias, enfermedades crónicas y visitas constantes al médico. Por ello, resulta importante apoyar la investigación que se hace en este campo y estar al tanto de los avances logrados. La madre puede contribuir en buena medida a mejorar la salud de su bebé, desde el momento del nacimiento o incluso antes.

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