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¿Leche de vaca en embarazo y lactancia? Más beneficios de los que imaginas

L. en N. Griselda López Córdova
Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición

“Salvador Zubirán”

Es común escuchar que, durante los periodos de embarazo y lactancia, las mujeres deben modificar algunas actividades para prevenir y favorecer la salud de la madre y del futuro bebé. Uno de los aspectos más importantes a considerar en estas etapas de vida es la alimentación de la futura mamá, pues de ella depende la nutrición que el bebé recibirá para su crecimiento y desarrollo, dentro y fuera del útero materno.

El embarazo y la lactancia son periodos dinámicos, de constantes cambios, que demandan en la mujer un aumento de los requerimientos nutrimentales necesarios para mantener la salud materna, comenzar y mantener un correcto crecimiento y desarrollo fetal, y, más tarde, asegurar la producción de leche materna.

Es por ello que es necesario que la mujer embarazada y lactante se apegue a un patrón de alimentación correcto, pues un buen estado nutricio materno significará un buen estado nutricio fetal. Esto representa una de las mejores estrategias con las que se cuenta actualmente para asegurar el correcto crecimiento y desarrollo del ser humano a lo largo de las diferentes etapas de la vida.

Un patrón de alimentación saludable en estos periodos incluye 5 porciones de frutas y verduras (de las cuales: 2 porciones sean fruta y 3 verdura), cereales integrales, alimentos de origen animal con bajo aporte de grasa (aves, pescado y carne roja magra), leguminosas, grasa de origen vegetal (semillas, frutos secos, aguacate), agua natural (1.5 a 2.5 litros por día) y 2 porciones de lácteos (descremados y sin azúcar añadida).

Los productos lácteos, en particular los de vaca por ser los más comunes en el mercado, tienen gran importancia en estas etapas debido a que han demostrado brindar potenciales beneficios a la salud y en los desenlaces perinatales, pero, ¿por qué es tan bueno su consumo?

Debido a su composición nutrimental, la leche de vaca es un alimento sumamente recomendado en esta población, pues su consumo cubre con gran parte del requerimiento diario de diversos nutrimentos, entre los que se encuentran proteínas, calcio, vitaminas del complejo B, fósforo, entre otros. Además, el aporte kilocalórico es bajo, por lo que favorece la obtención de nutrimentos específicos sin estimular una excesiva ganancia de peso.

Para hacer más comprensibles estos beneficios, presentamos una tabla con algunos de los elementos que componen la leche de vaca, y cómo estos favorecen la salud materno infantil.

Componente Principal función en la salud materno infantil
Energía Coadyuva a cubrir el requerimiento energético demandado por el crecimiento de tejido materno y fetal.
Proteínas (de alto valor biológico) Promueve la síntesis de tejido muscular requerido en el crecimiento de tejido materno y fetal, así como la producción de leche materna.
Se asocian positivamente con el peso y talla al nacer, indicadores de salud a lo largo de la vida.
Liberan al intestino delgado materno biopéptidos, con beneficios a nivel cardiovascular, nervioso, digestivo e inmunológico.
Lípidos Funcionan como reserva energética.
Hidratos de carbono Aportan lactosa, la cual facilita la digestión de calcio.
Aportan glucosa requerida para el desarrollo cerebral fetal y, posteriormente, para cubrir la demanda de leche materna.
Calcio (de alta biodisponibilidad) Indispensable para la formación y mineralización del esqueleto fetal, así como para la preservación de masa dental y ósea materna.
Promueve la adecuada función del sistema nervioso y disminuye la posibilidad de que el menor presente alergias en la niñez.
Vitamina D Estimula el desarrollo de la función pulmonar, del sistema inmunológico y nervioso fetal.
Favorece la mineralización ósea y el adecuado crecimiento fetal.
Disminuye el riesgo de que el bebé presente sibilancias y eccema.
Vitamina B12 Participa en la formación de mielina y mantenimiento del sistema nervioso central fetal.
Previene anemia megaloblástica en la madre.
Disminuye el riesgo de aborto espontáneo y defectos del tubo neural en el feto.
Riboflavina Favorece un adecuado crecimiento intrauterino.
Fósforo Participa en la formación y mineralización de dientes y del esqueleto fetal.
Zinc Estimula un correcto desarrollo y función del sistema inmunológico del neonato.

Diversos estudios aseguran los beneficios potenciales que implica el consumir leche de vaca en las diferentes etapas de la vida, y específicamente en la gestación.

Por ello, es importante que en un patrón saludable de alimentación materna, se incluya un mínimo de 2 porciones de leche (1 porción equivale a 250 mililitros), preferentemente en sus versiones descremada y sin azúcar añadida o saborizada. Este consumo incrementa significativamente los valores de algunos nutrimentos indispensables en estos periodos que aseguran la salud de la madre y del bebé.

Es importante considerar que cada alimento ingerido o suprimido tendrá un efecto en el crecimiento y desarrollo del feto, y en el mantenimiento del estado nutricio de la madre, por lo que los patrones de alimentación a seguir deberán ser evaluados por la madre y un profesional de la nutrición, en búsqueda de la mejor alternativa que beneficie la salud materno infantil. No hay que olvidar que no hay alimentos buenos o malos, sino dietas correctas o incorrectas.

Referencias:

  1. Allen L. Pregnancy and lactation. En: Allen L, editores. Present knowledge in nutrition. 9na ed. Washington: Bowman B.A. & Rusell R.M.; 2006.
  2. Flores M, Heller S. Embarazo y lactancia. Gac Med Mex 2016; 152(1):6-127.
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  4. Dommarco J, Pérez A, Ruvalcaba C, et al. Consumir porciones recomendadas de alimentos según la edad. En: Arenas A, Fernández A, Plazas M, editores. Guías Alimentarias y de Actividad Física en el Contexto de Sobrepeso y Obesidad en la Población Mexicana. Documento de Postura. México: Academia Nacional de Medicina, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología; 2015: 63-75.
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